domingo, 12 de junio de 2011

Simplemente me va

He venido esta tarde a uno de mis bares favoritos en la ciudad. Es un lugar en medio del caos del centro, me gusta el centro porque es la cara verdadera de esta ciudad que llaman "la eterna primavera" Es aquí, en el centro infestado de olores, vendedores ambulantes, prostitutas a punto de la jubilación y niños de la calle donde se respira el aire verdadero, donde se mira a la miseria de una hermosa ciudad que han sabido maquillar quienes la gobiernan.
Pero no pretendo escribir un manifiesto de lamentaciones sociales, sólo mencionaba que el bar que más me gusta está ubicado en una de las zonas rojas de la ciudad, esas donde no llegan las niñas bien y donde el que se crea civilizado es un extranjero. Cerca está el Parque del periodista y desde allá me llega el olor a mariguana, berrinche y sudor; pero estoy en un sitio aparte, en una dimensión desconocida porque si cerrara los ojos e ignorara que en la acera del frente un mendigo mira con hambre la vitrina de los panes, creería que estoy en uno de esos sitios pretensiosos a los que va gente pretensiosa.
Me gusta este sitio porque hay un espejo enorme con un marco dorado frente a la mesa que siempre busco; me gustan los rincones de los bares porque desde allí puedes observar el teatro de las cotidianidades paralelas y ser un espectador casi nulo de las mejores actuaciones humanas;No busco el espejo por mi vanidad ni porque sea una de esas excentricas personalidades que miran su reflejo mientras actúan para sí mismas buscando su mejor ángulo. Vengo a este lugar cuando quiero invitarme a un café o a una copa de vino para charlarme un poco y preguntarme qué tal me va. Ya me he preguntado cómo me va, me he mirado a los ojos y con toda franqueza, la que uno se merece cuando se trata de sí mismo, me he dado una contundente respuesta.
Un enfermo terminal decía que la vida no es para que te vaya bien o mal; es para que te vaya de muchas maneras. Bueno, creo que me va de muchas maneras, creo que mis días se agitan y se mezclan, en las mañanas beso la felicidad y en la noche a la desdicha y todo parece tan absurdo que no me atrevo a cuestionar. De pronto, luego de un éxtasis extremo me encuentro caminando de un lado a otro torciéndome los dedos mientras me contengo no sé de qué y busco respuestas a preguntas que ni he formulado. Pero luego estallan carcajadas de colores y termino llorando pequeñas tristezas repetitivas y entonces respirar me empieza a cansar pero cualquier excusa para continuar en este devenir constante parece válida y todo vuelve a comenzar.
Me va, simplemente me va y parezco acostumbrarme a ese orden de las cosas donde nada se altera pero todo fatiga, donde a veces quiero pero no puedo, donde puedo pero no quiero, donde nada tiene sentido pero el sentido lo es todo y todo hace parte de nada. Si, es de locos, lo sé pero no he inventado yo las eternas paradojas de la vida y tampoco parece que pueda evitar que me vaya de tantas maneras.
Ahora tomo un pésimo café con leche - odio la leche en polvo para el café - estoy exquisitamente existencial y parezco con tendencia a mejorar, es así como me va. Es lo que hay.

2 comentarios:

Pircamita dijo...

.... Será los puntos suspensativos que describen, que me identifican... que me recrean!!!

Me gusta mucho tu texto, me gusta mucho lo sencillo y especial que se ha vuelto tu mundo letrerico.

Un abraxo.

Quimera dijo...

Me gusta que te guste. Creo en la sencilles he encontrado una manera simple de expresar. Un abrazo para vos.