jueves, 25 de agosto de 2011

Parentesis

Palabras vacías, risas extravagantes, presencias efímeras, sonrisas perversas, roces que no tocan, lágrimas que reprimes, labios que te muerden, comentarios susurrados, horarios obligados; el café que derramas, los amigos que no llamas, redes que no conectan - te desconectan, ambiciones cercanas, tiempos perdidos, lápices guardados, mentiras que reclamas, excusas que te inventas, imponerse sentimientos, negarse las desnudas verdades, orgasmos fingidos, ganas creadas; la vida que se pierde, te pierdes, la pierdes !Basta!

Me envuelve el silencio que ha traído la calma después de la tormenta, y aunque todo duele esta noche, los días venideros me sanaran para un mañana. La pausa ha dejado todo quieto y mudo a mi alrededor. No hay voces, no hay rostros que hacen muecas que no veo ni presencias que no deseo, no hay nada, no hay nadie. Me ha llegado el momento para decir no más, para levantar las manos ante tanta hostilidad y reconocer que no puedo ni quiero más; me hago a un lado ahora y que la vida continúe sin mi esta temporada porque me voy de vacaciones con mi soledad.
Por unos días no abriré las ventanas, no recibiré visitas, no contestaré ni haré llamadas; guardo mi vestido de las fiestas, los discursos de las tertulias para un después y postergo también las explicaciones que no quiero dar. Necesito "tiempo, abstinencia y soledad"; dejar de correr, inhalar y exhalar, dejar de remar contra la corriente y escucharme hablar en mis silencios. Lamer mis heridas, dejarlas sanar y volver a empezar.

Me retiro por ahora; en la puerta de la habitación dejaré las máscaras, dejaré las mentiras que me he dicho y me han dicho cada día, las cosas que me dañan, postergaré lo que llaman importante; dejaré los imposibles que jamás serán posible, las ganas de cambiar el pasado para dedicarme desde este exilio voluntario a vivir mi mejor presente, dejaré la última mirada del hombre que amo y no me ama o que me ama y no le amo; dejo todo esta noche, me desnudo de mi ante mi y me entrego a esta necesaria soledad.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Esta noche habla por mi

Porque no me da la inspiración, porque tengo rotas las ganas, porque mi página sigue en blanco al intentar hablar de la desnuda ausencia y porque esta vez mis palabras callan, uso al poeta de mis afectos; Jaime Sabines para que diga lo que no sé decir, sólo sentir...


" Espero curarme de ti en unos días. debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me recto tiempo, abstinencia, soledad.


¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se pueden reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.


Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama (tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: "Qué calor hace", "dame agua", "¿sabes manejar?", "Se hizo de noche" Entre las gentes, tus gentes y las mías, te he dicho: "ya es tarde" y tú sabías que te he decía:"te quiero")


Una semana mas para reunir todo el amor del mundo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas . Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón."


(Jaime Sabines. Espero curarme de ti)

martes, 2 de agosto de 2011

Mientras caigo

Desciendo ahora. Voy cayendo dentro de mi constantemente sin caer, sin sentir el sacudon de mi cuerpo liviano destrozándose contra el pavimento y sin lograr detener las confusas imágenes. ¿Dónde voy ahora? ¿He caído? ¿En qué abismo he caído para caer una y otra vez? No duele, no pesa el cuerpo y siento que nada en en el mundo me pertenece y que tampoco yo pertenezco a un todo. Esta sensación no la reconozco, este sentimiento no sé cómo nombrarlo y estas lágrimas que corren por mis pálidas mejillas no me mojan.

Veo los rostros de mis hermanos; sus rostros de tiempos mejores, escucho el eco de esas risas que celebraban días eternos de fiesta y la manera en cada uno de ellos me miró por última vez. Veo a mi madre en la mesa de la cocina repitiendo las mismas anécdotas que le ayudaban a recordar mi difusa niñez, recuerdo sus labios delgados sobre mi frente en aquel beso de la despedida y la frase de cada salida pidiéndole a la virgen que fuera conmigo ¿Acaso iba conmigo aquella mujer desconocida? No lo sé, de ella no tengo recuerdos.

Ahora es oscuro todo. Ahora ya no veo nada en medio del aleteo de sombras; todo es complejo y hace frío. Pero hay murmullos, hay voces diminutas en mi cabeza, hay pequeños demonios que susurran y ríen entre dientes apretados, repiten frases que amigos pronunciaron en parte de este pasado que se cae conmigo ¿Y sus caras? ¿Sus sonrisas?¿Sus miradas falsas y verdaderas? No están ahora mientras caigo, sólo sus palabras repetidas por falsificadores, por duendes del olvido y destierro.

¿Qué siento? ¿Qué duele cuándo nada duele?¿Qué se espera cuando la esperanza ha huido? ¿Qué miedos preceden a la falta de miedo? ¿Cuáles ganas quedan cuándo las tuyas se hostigaron? ¿A qué mirada recurres cuando se ha cerrado el mundo? ¿Qué futuro esperas cuándo se ha muerto tu pasado y el presente ya no es tuyo? ¿Qué vida vives cuándo te ha arrasado la muerte?